La REGLA del 4% bajo análisis: ¿sigue siendo válida?
Lo que nadie te cuenta (pero necesitas saber) antes de planear tu libertad financiera
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Durante mucho tiempo fui fan (muy fan) de la regla del 4%. No te voy a mentir: me sabía de memoria la fórmula mágica (gastos anuales x 25), usaba la calculadora de La Hormiga Capitalista más de lo que me gustaría (aunque he de decir que está suuuuuuuper bien como punto de partida) y soñaba despierta con la cifra mágica que necesitaba conseguir para lograr la libertad financiera.
Pero cuanto más leo, aprendo y sobre todo, más vivo, más me doy cuenta de que esta regla, aunque es un muy buen punto de partida (insisto y quiero dejar claro), tiene muchos matices que no deberíamos pasar por alto. Y si eres de los que también se ha obsesionado con el numerito, este post es para ti.
¿Qué es la regla del 4%? (y qué promete)
Resumido en una frase y yendo al grano: si acumulas 25 veces tus gastos anuales, podrías vivir de tu patrimonio retirando un 4% cada año para siempre sin quedarte sin dinero.
Es decir y como siempre (como a mi me gusta) pongo un ejemplo: Si tus gastos son de 1.500 € al mes (18.000 € al año), necesitarías tener 450.000 € invertidos para vivir de ellos sin trabajar nunca más.
Sobre el papel suena bien. ¿El truco? Que tus inversiones te renten más del 4% real (ajustado por inflación) año tras año. De esa forma, el valor de tu cartera no se agotaría.
Y aunque los datos históricos del S&P 500 nos muestran que incluso ajustado por inflación ha dado rentabilidades medias del 6-8%, no todo es tan lineal en la vida real.
¿Por qué no todo es blanco o negro con la regla del 4%?
Porque no vivimos sobre papel ni sobre el excel.
Vivimos en un mundo con inflación, impuestos, imprevistos, gastos que crecen conforme a nuestro estilo de vida, mercados volátiles y recesiones (muy importante esto último), lo hemos visto últimamente con las sacadas de p*ll* de Trump y la repercusión de todo esto en nuestras carteras… (losiento papá una vez más por decir palabrotas) y encima todo esto mientras tú intentas mantener la calma cuando ves tu cartera caer un 30% justo el primer año que decides vivir de ella, o aún mucho peor, el año en el que decides empezar a “vivir de las rentas de esa regla del 4%.
¿Entonces, qué narices hacemos?
Pues mira, lo primero: respirar. Y entender que no tenemos que tener todas las respuestas hoy (ni las tendremos, aunque a nuestra mente ultra numérica, me incluyo, le gustaría), ni saber exactamente cómo será nuestra vida dentro de 30 años.
Pero sí podemos hacer una cosa importantísima: planificar con cabeza y con los pies en el suelo.
Y aquí es donde entra en juego algo que muchas veces se pasa por alto cuando se habla de libertad financiera y reglas mágicas: la diversificación.
Diversificar no es solo repartir tu dinero entre distintas acciones, inmobiliario, private equity o ETFs y fondos (que también). Es diversificar en objetivos, en horizontes temporales, y en instrumentos financieros. Porque no es lo mismo el dinero que necesitas para vivir el año que viene que el que vas a necesitar dentro de 25 años.
Y aquí otro post que escribí sobre la diversificación; por si al terminar este post quieres SEGUIR APRENDIENDO:
Por eso es vital entender tu horizonte temporal real y no tratar todo tu patrimonio como un único bloque.
Imagina tu dinero como una mesa con varias patas:
Una para el colchón de seguridad, ese dinero aburrido pero que te deja dormir por las noches. Y sí, aunque a la regla del 4% le dé igual que pierda poder adquisitivo, a ti no te va a dar igual si hay una crisis y necesitas tirar de ahí para arreglar el coche o cubrir un bache.
Otra para el medio plazo, que puede ir en activos más conservadores.
Y otra para el muy largo plazo, donde sí tiene sentido dejar que el interés compuesto trabaje, asumir algo más de riesgo y tener una estrategia que aguante temporales… pero también alegrías.
No todo va de números: va de mentalidad
Porque si no tienes la cabeza fría, da igual si tienes una cartera diversificada, si vives con un 3,2% de retirada o si tienes 50 ETFs distintos. Cuando los mercados se tambalean y te entra el miedo (el de verdad), necesitas tener claro por qué estás invirtiendo, para qué, y cómo vas a reaccionar.
Esto no se trata de ser valiente.
Se trata de ser consciente.
De conocer tus límites y tus emociones.
No me malinterpretes: la regla del 4% sigue siendo una referencia muy muy útil. Pero tomarla como un dogma puede ser peligroso, muy peligroso. Y lo más importante: no conviertas la libertad financiera en una cárcel mental.
Porque no se trata solo de alcanzar una cifra.
Se trata de vivir mejor, no de vivir obsesionado. Se trata de disfrutar el camino, de tomar mejores decisiones, de tener más opciones. Y también de permitirte, de vez en cuando, ese viaje soñado o ese capricho sin desviarse del plan.
Así que sí, sigue haciendo tus cálculos, juega con las cifras, usa todas las calculadoras que quieras... pero no te olvides de vivir.
Y recuerda: si un Excel te está quitando el sueño... ¡ciérralo! Nadie se va a morir por no haber invertido hoy en el rebote del Nasdaq, ni nadie va a lograr la libertad financiera única y exclusivamente por haberlo hecho 😄
NO DEJES DE APRENDER NUNCA
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¡Muchas gracias por llegar hasta aquí y que tengas un buen día!
Jejeje..."Nadie se va a morir por no haber invertido hoy en el rebote del Nasdaq". Muchos ya están "muertos" jejeje. Pero de eso se trata, de aprendizaje continuo. La experiencia se gana viviendo. Gracias Marta.